Ya era tarde, los turistas ya se iban a sus hoteles, ingenuos de lo que se van a perder, vienen a este lugar y se van justo en el mejor momento. Yo hace poco era igual que ellos, un simple turista en una ciudad nueva, pero esa experiencia te cambia, te cambia la forma de ver, sentir y disfrutar de la ciudad.
Estaba tardando, ya me empezaba a impacientar, queria volver a verlo, me cogi un sitio en el puente, me apoye y me quite los cascos, mucho mejor, ya podia apreciar las cosas que mejoraban aun mas el momento, cosas como a una madre llamar a sus hijos a cenar (a voces como es tipico en esas tierras), oia como pasaba el rio bajo el puente y los cascos de un carruaje que pasaba detras mio.
El carruaje se detubo cerca de donde estaba yo, de el se bajo una pareja, el chico me miro con una mirada picara, si, los dos estabamos alli por lo mismo, ibamos a disfrutar del mismo espectaculo que se repetia dia tras dia, mire a mi alrededor y me fije en que empezaba a llegar mas gente, la mayoria eran personas mayores, de los 60 para arriba, se notaba que eran de la ciudad, una buena señal, esta vez habia acertado con el lugar.
Ya empezaba, que espectaculo, cada centimetro que recorria iluminaba con mas luz toda la ciudad, solo se veian tonos calidos, rojo, naranja, amarillo y sobretodo dorado, ya lo habia visto antes, pero ese dia comprendi porque mi tio la llamaba la ciudad dorada.
Era precioso, tanta espera habia valido la pena, me sentia como una hormiga entre tanta belleza.
Volvere a verlo, pero esta vez sere yo quien se baje del carruaje y de mi mano.....
Es uno de mis deseos.
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